Estamos en un mundo egoísta, la gran mayoría piensa en si
mismo, en sus necesidades, en sus propios intereses personales y nos olvidamos
de que hay muchísima gente que necesita de nuestra ayuda, en varios sentidos.
Tienen que olvidarse de si mismos, y pensar en el otro como si fueran ustedes. No
dejemos que la riqueza, la ambición, el vicio nos corrompa. Luchemos cada día
por los hermanos que nos necesitan, que no sean olvidados.
Hay que sentirse agradecido por los dones que Dios nos dio, y
utilizarlos para el bien de los demás. Usen el amor, la bondad, la generosidad,
la humildad, para dar el ejemplo. Hay un solo camino verdadero y lleno de vida.
Ese ejemplo es Cristo. El fue el perfecto ejemplo de Dios. Sigamos su enseñanza
y no nos olvidemos de la gente que nos necesita.
Dejémos de mirarnos a nosotros mismos y observemos más allá.
Ante todo, el regalo más hermoso que Dios nos pudo dar, es el amor, usémoslo para
mover mundos. Seamos hermanos e iluminemos este mundo que tanto nos necesita.